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La oposición a Notario y las dudas del Notario electo

(Este post es obra de Blanca Villanueva y de Fernando Romero, notarios electos)

Participar en este blog nos resulta gratificante por dos motivos: el primero, porque es indicativo de que formamos parte del cuerpo de Notarios; el segundo, porque nos permite compartir las dudas o inquietudes sobre el ejercicio profesional con compañeros de dilatada experiencia y de los que los nuevos ingresados tenemos mucho que aprender.

No obstante, dado que hemos aprobado en las últimas oposiciones celebradas en Barcelona, finalizadas este mes de febrero de 2016 y, en este momento, no hemos comenzado con el ejercicio y, por tanto, no podemos aportar nuestras inquietudes como Notarios efectivos, nos limitaremos a exponer: (i) algunas consideraciones sobre el sistema de acceso por oposición y, (ii) las inquietudes que rápidamente nos han surgido como Notarios electos. Después de superar los dos exámenes orales, el dictamen, la escritura pública y la matemática financiera podríamos pensar que ya tenemos todo bajo control, que seremos capaces de resolver cualquier consulta que se nos plantee en la Notaría. Y es que conocimientos de Derecho privado no parece que nos falten y, si nos faltan, mala cosa…

Vamos a referirnos en primer lugar al sistema de acceso por oposición. Simplemente queremos lanzar la siguiente pregunta que sometemos al debate de todos los partícipes de este blog: ¿Compensa el esfuerzo que supone la oposición?

Nos parece una pregunta muy difícil de contestar y ello porque, junto a la oposición, existen otras alternativas, como la de la abogacía o la de la banca, que también pueden ser satisfactorias sin que el sufrimiento sea, a nuestro parecer, tan duro. Porque lo es. No nos olvidamos de los horarios interminables de algunos despachos, de la dependencia de la blackberry y de la disponibilidad constante hacia el cliente. Pero la oposición tiene una dureza extrema y es que te lo juegas todo a una carta. Años encerrado en casa estudiando un montón de temas, adaptándolos a las innumerables reformas legales y con un gran temor porque tu éxito depende de un día o, más bien, de la hora que dura cada examen oral y de las seis horas de los exámenes escritos. En todo caso, consideramos que esta dificultad en el sistema de acceso a la profesión es muy necesaria y saludable, porque solo así nos aseguramos de mantener la calidad y el nivel de los que la integran. Si bien es cierto que el número de firmantes en cada convocatoria se reduce, seguramente porque cada vez haya menos personas dispuestas a soportar esta dura etapa. Una etapa en la que ves como tus amigos evolucionan y tu vida, sin embargo, está algo paralizada…

Pero además y, ligado con lo anterior, las convocatorias no son uniformes. Si no apruebas a la primera, la duración de la oposición se dispara en el tiempo. Por poner un ejemplo llamativo, en Valencia se convocó mediante resolución de 23 de noviembre de 2011 y el cuarto examen se hizo en enero de 2014. Esto supone demasiado tiempo entre convocatorias. Si suspendes la primera vez que te presentas, lo cual es lo habitual, la oposición te durará como mínimo 5 años. Cinco años con la misma monotonía. Acortar las fechas entre llamamientos, aunque sea disminuyendo la oferta, ayudaría al opositor a medirse más a menudo y no quemarse en un desierto tan inmenso. La reforma de los programas de Notarias y Registros pretender alternar las convocatorias a estos cuerpos hermanos, aproximándolos. En todo caso, para que esto sea así, es necesario que las convocatorias tengan cierto orden.

Por otro lado, una vez aprobado y a poco que tengas algo de curiosidad por la función notarial y el trabajo diario del Notario, te empieza a entrar cierto temor. Un temor que quizá sea indicativo de prudencia pero que también, creemos, que está relacionado con el miedo a la soledad. El Notario, a diferencia de otros profesionales del Derecho tiene que tomar decisiones solo. Es él quien recibe a los clientes, quien estudia los documentos, quien les da forma, quien los autoriza con su firma y, en última instancia, quien responde. Bien es cierto que podrás consultar o, más bien, compartir las dudas a un compañero o a tu preparador pero al final quien toma la decisión de autorizar o no autorizar eres tú. La soledad de la que hablamos quizá sea más elevada en los pueblos de Notaría única donde comenzaremos a ejercer la mayoría de los compañeros de nuestra promoción.

Por otro lado, también sentimos un temor a la primera pregunta que seguramente se hará en la mayoría de las notarías “¿Cuánto me va a costar fiscalmente la operación?”. Es decir, los clientes no te preguntarán sobre cómo vas a diseñar la escritura ya que para eso es evidente que está el Notario. Lo que les preocupará será conseguir la alternativa menos costosa de entre las posibles para formalizar la operación solicitada. Y es éste otro de nuestros miedos: el Derecho fiscal. Sector del ordenamiento que se encuentra en constante cambio y que resulta difícil, si no imposible, de dominar. Bien es cierto que en la oposición, con el temario que hemos estudiado, eran 33 temas. El nuevo programa los incrementa considerablemente. Sin embargo, aún así parece insuficiente dada la relevancia de este sector del ordenamiento jurídico. Por ello, entendemos que para prestar un buen servicio es necesario que los Notarios nos preocupemos por atender y entender el Derecho fiscal.

Y la cosa sigue. Porque en este dulce interregno el exitoso opositor, transformado ya en Notario electo, o “en trance”, mantiene su sana costumbre de mantener espadas en alto. Así, entre alegría y diversión, prácticas y viajes, siente uno un no sé qué. No te abandones del todo. No bajes la guardia.

Y otra de estas cuitas es el aspecto empresarial. Le ronda a uno por la sesera si será capaz de llevar adelante una empresa, cosa para lo que no se preparó, como es obvio, durante la oposición. Derivada de la propia esencia del Notario en la que, como ya dijera Don Antonio Rodríguez Adrados, “La función pública se presenta inescindiblemente unida a otra de naturaleza profesional: la actividad como jurista”; el Notario es funcionario y profesional del derecho, por lo que el ámbito empresarial se hace esencial. Contratar y formar a los futuros empleados, afrontar los diversos gastos que se derivan de toda pequeña empresa, mantener una calidad en el despacho y un sinfín de cuestiones más. Y no dejamos de pensar que sí, que al final se trata de una simple regla: orden, jerarquía y disciplina; rapidez, costes y eficacia. Simple sobre el papel, pero llevarlo a cabo ya supone otro cantar. Se nos plantean así diversas impresiones. Por un lado, duda, respeto, reparo, recelo etc. Pero por otro, un humor especial, un ánimo de superación y también, por qué no decirlo, de no tener más jefe que uno mismo. Sensaciones encontradas.

Además, cuando uno llega a una Notaría para hacer prácticas durante este nirvana pasajero, se encuentra también con otro aspecto desconocido para el opositor: el alto grado de informatización de las Notarías actuales. En una sociedad en que el papel queda relegado a un segundo plano, los despachos notariales están hoy día totalmente informatizados. No es que resulte aterrador, pero sí algo que hay que aprender a utilizar y manejar. Y aunque en la experiencia la virtud, al principio puede resultar un tanto trabajoso.

También se discute mucho sobre la posibilidad de iniciar una escuela de prácticas notariales, similar al que tienen en judicaturas. ¿Por qué no? Sería una forma útil y eficaz de profundizar en alguno de estos aspectos, de modo que transitar del cuarto de estudio a la vida real no suponga ningún trauma. Es cierto que normalmente se hacen prácticas en la Notaría de algún compañero veterano, lo que se tiene que organizar por sí solo el Notario electo. Pero quizá sería una buena idea centralizar esta tarea, de forma que todos pudiéramos aprender sobre estos aspectos, ausentes durante la preparación. Y, como decía Lope, “de las musas al teatro”, pero más avezados si cabe.

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13 Responses to "La oposición a Notario y las dudas del Notario electo"

  • José María Gómez-Riesco
    20 abril, 2016 - 00:49 Reply

    Efectivamente, ¿por qué no una escuela notarial?

    ¿Por qué los diplomáticos reciben clase de derecho notarial – deberán aplicarlo en su función consular – y a los notarios, sin embargo, no les queda otra que lanzarse a la arena con el método ensayo-error y con los temas que se estudiaron malamente, aprisionados entre los interminables civiles, hipotecarios y mercantiles?

    ¿Quid respecto del derecho administrativo y la contratación y representación de entidades públicas? Había en el programa un rácano tema de hipotecario, manifiestamente insuficiente para cualquier notario, incluso el de entrada, en su día a día con alcaldes, secretarios municipales, plenos, comisiones de gobierno, licencias, informes, pedanías…

    ¿Por qué no la transmisión organizada de una unidad de criterio en variadísimas cuestiones prácticas que evite ese ‘es que en la notaría de al lado no me lo piden’?

  • Fernando Rodríguez Prieto
    20 abril, 2016 - 10:07 Reply

    Enhorabuena por las buenas ideas.
    Mi experiencia, tras formar parte de un tribunal hace años, es que éste ha de dedicar aproximadamente un 70% de su tiempo a escuchar a opositores que no tienen ninguna posibilidad de aprobar en esa oposición. No digo a alumnos suspendidos dudosos o que podrían haber aprobado, sino a alumnos no preparados y sin ninguna posiblilidad de aprobar en esa oposición, porque de alguno de los temas no saben nada.
    ¿Quiénes son los perjudicados? Desde luego, los miembros del tribunal que a veces pasan tardes enteras con la frustrante sensación de que hay demasiados que les están tomando el pelo y haciendo perder un tiempo valioso. Pero no son los principales damnificados, sino los propios opositores, que ven cómo se alargan las oposiciones, se dificulta formar tribunales, y se hace imposible hacer una convocatoria al año.
    Si, como se ha hecho en otras oposiciones sin merma de su calidad, se hiciera como primera prueba un examen sencillo y objetivo, para filtrar y dejar pasar sólo a los que han preparado todo el programa, las oposiciones se reducirían a unos pocos meses, tal vez seis o nueve. Se podría también dejar más tiempo para una adecuada preparación del dictamen. Las convocatorias podrían ser más seguidas, incluso una al año. Suspender no sería tan dramático. Y la oposición sería mucho más atractiva.
    Pero cuando he planteado soluciones de ese tipo muchos notarios se me han echado encima. Hay un excesivo conservadurismo al respecto. Y no puedes seguir dejando todo intacto cuando ves que por las excesivas dificultades y escaso atractivo de las oposiciones a notarías el número de opositores baja progresivamente y necesariamente tendrá que bajar el nivel.
    El inmovilismo va a llevar inevitablemente al cuerpo de notarios a la decadencia. Es un lujo que no podemos permitirnos.

    • APROBADO
      30 abril, 2016 - 22:09 Reply

      Y no se te ocurre Fernando utilizar la campanilla y dar una muestra de respeto al 30% que está en condiciones de aprobar la oposición y de paso ahorramos en dietas.

  • Fernando Romero
    24 abril, 2016 - 16:19 Reply

    Muchas gracias José María y Fernando.

    Sí José María. Sería muy acertado que durante estos meses previos a entrar en escena hubiera una escuela donde se trataran las cuestiones que irremediablemente se quedan en el tintero durante la oposición. Este interludio es largo y desde luego hay tiempo para todo. Tengo amigos en la judicatura que quedaron muy contentos con su experiencia. Insisto en la utilidad de establecer una escuela de este tipo.

    Fernando, estoy totalmente de acuerdo contigo. Recuerdo que Don Jose Enrique Gomá, mi querido preparador que en paz descanse, también era muy partidario de una prueba así. Y me comentaba exactamente lo mismo, que no calaba. Por mi experiencia personal durante la oposición, este es uno de los aspectos más mejorables del sistema y no puedo entender que no haya ánimo de innovación. Se puede discutir sobre qué prueba hacer, pero rechazarlo de plano, no tiene razón.

    Muchas gracias de nuevo por vuestro aporte.

    Saludos.

  • Palmira Delgado
    26 abril, 2016 - 23:22 Reply

    Recientemente han concluido en el CGN los trabajos de una comisión creada para el estudio de la reforma de la oposición. Sin perjuicio de valorar muy positivamente y agradecer el trabajo de sus miembros, sin embargo he sido muy crítica con sus conclusiones. En mi opinión no aportan nada nuevo. No se soluciona el problema de los compañeros con graves problemas mentales que afectan al desempeño de la profesión que se podrían detectar con un test psicotecnico. También propuse un primer examen anónimo tipo test que como en judicatura sirviera para comprobar el conocimiento general y no aleatorio del Dcho. Luego se podrían mantener los orales que procedieran.
    Es importante dar mucho más juego al dictamen frente a la repetición de temas. Y a la redacción de la escritura, que aunque no fue mi caso, en la mayoría de las oposiciones ni puntúa. Entre el dictamen y la escritura debería ir el periodo de escuela notarial porque una escuela que no puntúa no sirve para casi nada. La escritura podría así ser tan eliminatoria como el dictame o al menos influir en la calificación final.
    No tuve suerte en ninguna de las propuestas. El psicotecnico porque dicen que no sirve para tanto. El test porque puede eliminar a buenos dictaminadores (para eso que ponga el primero el dictamen digo yo) y la escuela porque costaría dinero y ni puede ponerlo el CGN ni se puede pedir ese esfuerzo económico a los opositores (que me imagino viven del aire durante la oposición). Conclusión: cambiar algo para seguir igual.

    • ASOMBRADO
      28 abril, 2016 - 19:40 Reply

      Asombrado me quedo al leer que hay tanto notario loco, como para que, nada menos que una Decana, considere que lo prioritario en la reforma de las oposiciones de ingreso al notariado, es hacer un test psicotécnico, para evitar notarios tarados “con graves problemas mentales que afectan al desempeño de la profesión”

      Claro, que la forma en que plantea la segunda medida también se las trae: “examen anónimo tipo test”, insinúa con ello que, constando en el examen el nombre del opositor, el tribunal va a corregir de forma distinta? Si, como parece, piensa que eso puede suceder en un examen tipo test, en el que no cabe más que sumar las preguntas acertadas y las falladas, qué nivel de subjetivismo o enchufismo insinúa con su propuesta que hay, en los exámenes orales que actualmente existen en la oposición a notario.
      Vamos que no me extraña que no le hayan hecho caso.

  • Próximo
    27 abril, 2016 - 11:21 Reply

    ¿Pero quien dirigía esa comisión? Yo se lo digo, el Decano Pou, que de preparación de oposiciones no se le conocen especiales méritos.
    El problema es que todo se discute y resuelve en grupúsculos. Y que buenas ideas, como las que apunta Palmira, dependen en su realización de las rencillas personales entre los decanos.
    Por fin una decana da la cara frente a tanta cerrazón. Con independencia de que se esté de acuerdo o no con lo que dice Palmira, hay que aplaudirle.
    Un saludo

  • Palmira Delgado
    27 abril, 2016 - 17:23 Reply

    La creación de la comisión y sus miembros supongo se publicaría en el SIC como se publicarán supongo también sus conclusiones. Efectivamente la preside Felipe Pou, un decano para el que solo tengo buenas palabras por su dedicación en el CGN a cualquier tema que se le propone y que ha realizado un gran trabajo dedicando muchas horas a analizar datos y a reunirse con miembros de la comisión y directores de academias de preparación. Pero el trabajo y conclusiones es de toda la comisión . Sé que tb el resto de miembros ha trabajado mucho y bien. Yo no comparto sus conclusiones pero es mi opinión personal. Cuando las leáis podréis enjuiciar y formar vuestra opinión.
    Sé que es poco divertido pero no hay grupúsculos y si mucha leyenda en las rencillas personales. En el CGN se reúnen 17 decanos que no se conocen la mayoría de nada y como me aburro de decir, no se va alli a hacer amigos sino a defender los intereses del Notariado y cada uno además los de nuestro colegio. Mi colegio tiene unos intereses que en algunos casos no coinciden con los de otros colegios. Mi obligación como decano es defender a los colegiados de CLM y si eso supone ser poco simpática o enfrentarse a otros decanos por lo que entiendo no se hace bien, a mi no me ha preocupado en 7 años. Si eso es rencilla personal, pues para mí no lo es, es solo cumplir con mi obligación.
    Y seguro que vuestros decanos si les preguntáis están encantados de informaros de todo esto como yo.

  • Luis Bustillo
    27 abril, 2016 - 18:10 Reply

    Palmira,eso de que las rencillas es leyenda….

    Mira lo que decía el Presidente Garcia Collantes en su carta de dimisión de 2013

    «Tengo que reconocer que no he podido cerrar ni las heridas del pasado, ni eliminar los recelos, el odio y la desconfianza que desde el primer momento estuvieron patentes.»

    Habla de odio,Palmira.Eso es más que rencillas y grupúsculos.Suena a navajas al amanecer,más bien
    O es que a lo mejor quiso trasladar una idea falsa porque así le convenía .Tu nos dirás .

  • Ronaldiño
    27 abril, 2016 - 18:11 Reply

    Es muy interesante lo que dice Palmira. Particularmente me llama la atención la afirmación de que en el CGN del Notariado cada uno defiende a su Colegio y a la vez los intereses generales del Notariado. Me pregunto ¿no puede ser que tal cosa genere ciertos conflictos? Si entendemos que el Notariado tiene unos intereses específicos distintos de los de cada colegio, ¿no sería conveniente que quienes sean elegidos para el Consejo lo sean directamente para defender los intereses de este? Así se paliarían los problemas de «agencia» propios de las sociedades y por otro lado la injusticia máxima de que se suponga que el Consejo representa a todos los notarios cuando el voto de cada uno representa proporciones diferentes, porque cada colegio tiene un voto pero cada colegio no tiene los mismos colegiados. Al mismo tiempo, el notario tendría una participación directa en las decisiones del consejo, que ahora no puede tener porque su relación es indirecta, a través de los colegios. No puede ser que Ancert me cobre lo que le parezca oportuno o decida lo que he de hacer la semana que viene y yo lo único que pueda es protestar aquí. O en el Simposio.

  • Palmira Delgado
    27 abril, 2016 - 18:46 Reply

    Luis, yo solo te puedo hablar de mí y de mi actitud. Lo de los demás es cosa de cada uno. De las cartas varias insultantes de hace años prefiero olvidarme. No es mi estilo. Lo importante es respetar a todas las personas y todas las opiniones y trabajar juntos desde la diversidad.
    En cuanto a lo que plantea Ronaldiño yo no veo ningún problema. Hay problemas o cuestiones generales de la función que afectan a todos y otros que afectan de forma distinta a unos colegios y a otros en función del tipo de notarías predominantes y de la documentación más común. No es lo mismo un Colegio urbano y de operaciones de cuantia importante como Madrid que uno de notarías mayoritariamente rurales y pequeñas operaciones como CLM. Eso se vio con claridad cuando hace años se discutía un nuevo arancel o como ahora estamos discutiendo en la distribución de la prima del seguro de RC. La opción que se siga no afecta o perjudica a todos por igual. Al final se llega a un punto de encuentro más o menos intermedio. Es la ventaja de un órgano colegiado. Si solo decide un presidente, elegido como sea, es humano que tenga el sesgo si no de su interés, si de la experiencia que tiene más cercana.
    Después de haber sido muy partidaria de la elección directa, ahora soy bastante escéptica. No es el principal problema del Notariado. Lo importante es que «aparezca»a alguien con capacidad de liderazgo y de «revolución» como ocurrió hace años. El sistema es secundario.

  • Ramón José Vázquez
    27 abril, 2016 - 20:08 Reply

    No creo, siempre salvo mejor criterio, que el recurso al que Vd. acude en el último párrafo- mesianismo, caudillaje…- sea la fórmula más efectiva para solucionar unos problemas del Notariado español que, deduzco de sus palabras, son ya estructurales. En todo momento Vd. habla de intereses, sin duda alguna loables y dignos de defensa en la que parece empeñada, como «motto» colegial, pero para solucionar las carencias del sistema que denuncia no estaría mal oir hablar a nuestros dirigentes, – en su caso septenato sin duda muy fructífero- de «principios».
    Podría ser, ya le digo: salvo mejor criterio, una forma de empezar a cambiar la dialéctica más habitual de los referentes jerárquicos del Notariado español.
    Al menos, intentese a ver qué pasa,

  • IÑIGO ROMERO DE BSUTILLO
    28 abril, 2016 - 10:50 Reply

    Desde luego habría que empezar por reducir como máximo a dos mandatos, – como mucho de cuatro años -,la permanencia en los cargos de los compañeros tanto en CC.NN y sus Juntas o «Delegaciones» como en CGN.-En CGN deberían estar representados los Colegios a través de sus Decanos ? Sí o no…. pero desde luego tendrían que estar representados «directamente» los Notarios de base.
    Es un sistema muy saludable para evitar las permanencias indefinidas y en cualquier caso refresca indudablemente con savia nueva a nuestros representantes.-

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