He terminado recientemente el Curso Ampliado de Prevención de Blanqueo de capitales que ofrece el OCP. Me apresuro a recomendar su realización (aparte de que, dicho sea de paso, la formación es obligatoria). Y no porque aprendas muchas cosas que no sepas o que no puedas conocer a través del Manual que proporciona el mismo órgano o a través del conocimiento de la ley o de las diversas comunicaciones oficiales, sino simplemente porque te hace más consciente de la complejidad que esta delincuencia de guante blanco (o al menos de guante blanco cuando aparece por nuestros despachos) imprime a sus actuaciones. Particularmente, hay un capítulo destinado a ejemplificar algunas de las actuaciones que resulta asombroso por lo intrincado de la trama y de la operativa utilizada y por lo efectivo de los resultados de lavado obtenidos. Eso, de alguna manera, revaloriza, a mi entender, la necesidad de estar atento a indicios que en apariencia no tienen importancia pero que pueden esconder realidades subyacentes de naturaleza delictiva.
Es indudable que el control de la regularidad de fondo que las últimas reformas de la legislación notarial han introducido están relacionadas con esta idea. Yo me he mostrado crítico en algunas ocasiones con la excesiva responsabilidad que se carga sobre el sujeto obligado -el delito de blanqueo se comete por simple negligencia- lo que puede desnaturalizar el ejercicio de nuestra función porque nos programa para fijarnos en cosas que no son nuestro principal cometido. Pero lo cierto es que esas nuevas obligaciones están ahí y forman parte y ha de tenerse en cuenta e incorporarlas a nuestro quehacer diario.
Ahora bien, y esto me permite enlazar una cosa con otra, no debemos olvidar aquello para lo que los notarios están diseñador: la redacción de documentos públicos de acuerdo con la ley y los intereses lícitos que nuestros requirentes se propongan alcanzar. En este sentido, hay una cuestión que me preocupa desde hace tiempo y que me gustaría volcar aquí, y es el de la formación del notario. Cuando mi padre preparó las oposiciones, a principios de los 50, estuvo obligado a estudiar el Código civil, el de Comercio, las ley de Sociedades anónimas y de responsabilidad limitada (o ni esta), las de arrendamientos, la ley Hipotecaria y su reglamento, básicamente. Cuando me tocó a mí, a finales de los 80, hubo que añadir la ley de Aguas, la de Propiedad Horizontal, la ley del Suelo, y algunas otras más especiales, y todas las normas forales, convenientemente desbocadas. Hoy el número de leyes y su extensión es inmensa y su vida media muy limitada, con una volatilidad y confusión notables, achacable a la pulsión política de legislar para la galería.
Es más, aunque todos hacemos lo que podemos para estar al día, lo cierto es que cada vez es más difícil conseguirlo ante tal profusión de normas detalladísimas y la inseguridad derivada de la inexistencia de asideros ciertos, como los de la doctrina de la Dirección General de los Registros y del Notariado, antes palabra sagrada para todos y hoy doctrina sujeta a impugnaciones y valoración. Por otro lado, la premura de tiempo y la inmediatez y prisas de de la vida actual no permiten muchas veces sino resolver las cuestiones sobre la marcha.
La conclusión es que se exige una formación constante y una cura de humildad: debemos ser conscientes de que una oposición aprobada varias décadas atrás puede ser suficiente para el lo ordinario, pero quizá ya no lo es si queremos mantener el standard de prestigio que ha caracterizado a nuestra profesión desde siempre. Y máxime cuando las oposiciones entre notarios, fuente de notarios estudiosos y avances doctrinales, no gozan ahora de mucho predicamento, ya sea por los magros incentivos o por las circunstancias de la vida o del escalafón.
Por todo ello me atrevo a sugerir -aparte de que nos esforcemos individualmente- que sería conveniente que desde el Consejo General del Notariado y desde los Colegios se ofreciese, aparte de las conferencias de nivel o especializadas, una formación regular y básica parecida a la que se ofrece para el blanqueo de dinero pero en relación a cuestiones de nuestro día a día: actualizaciones en materia mercantil, fiscal o de determinadas materias que son reformados y que exigen un estudio más profundo. No me refiero a las usuales reuniones colegiales cuando hay legislación nueva sino a algo más ambicioso:
– que sea una formación on line, que se pueda hacer desde el despacho.
– que no dependa de la urgencia sino que tenga carácter general: «imposición indirecta», «modificaciones estructurales»…
– que esa formación estuviera incentivada de algún modo, por ejemplo en cuanto a las aportaciones colegiales, o en materia de turno o incluso, por qué no, con antigüedad ficticia, como en las restringidas.
Yo me apuntaría a unos cuantos.
28 enero, 2016 - 23:58
Querido Ignacio, me ha encantado el post, muy certero.
Dices cosas que, creo, todos pensamos, al menos si de ejercer prudentemente nuestra profesión se trata. Realmente cada vez me planteo más ¿cómo es el notariado que ha de venir? ¿el que demanda la sociedad del siglo XXI? ¿el que resuelve realmente los problemas?
Creo que el modelo de la época previa a la crisis tienes las horas contadas. Debemos recuperar el prestigio que siempre hemos tenido y que ahora, al socaire de los males de la época, se cuestiona por muchos. No se, ciertamente, si es una cuestión de formación on line, lo cual, me parece útil. Si de ver la botella medio llena se trata, últimamente descubro que van surgiendo foros de debate en torno a los blogs; incluso algunos de carácter colectivo. En cierto sentido, los retos que la patética nueva legislación impone ha hecho que muchos nos volvamos a poner el hábito de estudio, algo que muchos compañeros han abandonado y que, por desgracia, se resisten a recuperar.
Una pregunta recurrente que me hago es ¿podemos seguir subsistiendo con nuestros despachos individuales? Yo cada vez lo veo más complejo, puede que nos ganemos la vida, pero el notariado se resiente si no somos capaces de generar auténticas superestructuras colaborativas, como ha pasado en otros sectores.
En relación a la crisis de la legislación igual a alguien le interesa algunos de estos post
http://pildoraslegales.com/2016/01/26/si-yo-fuera-presidente/
http://pildoraslegales.com/2014/12/02/tenemos-derecho-a-que-se-legisle-bien/
http://pildoraslegales.com/2015/08/27/temarios-ineficientes-de-oposiciones/
Saludos y enhorabuena
29 enero, 2016 - 10:45
Gracias, Antonio. Ha sido muy interesante también el debate que ha habido en twitter sobre ello, que nos demuestra que cosas que pueden parecer claras no son vistas por todos de la misma manera. Ello hace que sea muy importante generar debates, por estas vías o por otras, por concienciación y por lograr una mejor y más consensuada solución de los problemas.
Sin duda, el tema de la formación se relaciona con muchos otros, incluso con la misma concepción del notario. Me permito poner un elemento más, que tu citas: el de la soledad e individualidad del notario. Coincido contigo en que cada vez es más difícil estar sólo y ser un generalista, un sabelotodo infalible.Yo cada vez más me animo a decir «sé dónde está el problema pero, como cambia mucho la legislación y doctrina, conviene que pregunte a su asesor fiscal». Quizá mejor formado no sería necesario. O quizá si fuéramos un grupo de notarios.
Lo que pasa es que las uniones grandes de notarios pueden ser un cambio más importante de lo que parece. Recientemente he estado con notarios en Francia (debería hacer otro post al respecto) y en ese país el problema es el contrario: hay notarías tan grandes (a lo mejor con 300 empleados) que su labor es más bien la de una empresa que la de un probo funcionario.Y eso puede ser un problema para nuestro status actual, como lo está siendo en Francia con la ley Macron. Ahora bien, eso está ahí y hay que pensar a dónde vamos y qué queremos ser. Yo, desde luego, no tengo la solución.
1 febrero, 2016 - 11:14
Enhorabuena por su entrada poniendo de manifiesto la formación continua del Notariado.
Al respecto, yo incidiría en dos campos de necesaria y constante actualización:
– El Derecho Internacional Privado, tanto dentro del ámbito de la Unión como fuera de ella.
– El documento digital, la firma electrónica y las nuevas tecnologías. Sobre todo desde la aprobación del Eidas y de la Agendia Digital para Europa.
Por otro lado, si se me permite el atrevimiento, comentar que en este aspecto los Notari@s no están solos. Todo Notari@ cuenta con empleados. Evidentemente, es innecesario decirlo, no se trata de que empleado de Notaría asume funciones del Notario, ni siquiera de adaptar las figura del sustituto registral en el ámbito de la Notaría. El Notari@ tiene la última y única palabra dentro del despacho. Es a la vez Rey y Reina, si se me permite el simil ajedrecístico. Pero me consta que la gran mayoría de los empleados de Notarías manejan textos legales, se preocupan por formarse, emplean parte de su tiempo en estudiar y aportar, en la medida de sus posibilidades, al mejor funcionamiento del despacho. Se trata de ver al empleado como un activo del despacho y no como un gasto. Por todo eso, entiendo como valor a buscar dignificar la figura del empleado y favorecer su formación, a través de cursos a impartir por los Colegios Notariales, por ejemplo.
1 febrero, 2016 - 14:07
Ignacio me alegro muchísimo de la publicación de este post. Literalmente he mantenido la misma posición en el CGN desde hace años, y en este sentido he propuesto la «refundación» de la Fundación Cultural del Notariado para crear un auténtico instituto notarial una de cuyas funciones sería la formación continuada. Se aceptó así por el Pleno y en este sentido estoy trabajando con el Director de la Fundscion Ignacio Paz Ares.
2 febrero, 2016 - 13:27
Totalmente de acuerdo:
1.- Con el post de Ignacio y su utilidad y oportunidad,creciente y necesaria.-
2. Con lo apuntado por Javier : sobre el Derecho Internacional Privado. y el documento digital, la firma electrónica y las nuevas tecnologías. Sobre todo desde la aprobación del Eidas y de la Agenda Digital para Europa. – Y la visión de los empleados como un activo y no un coste aunque sobre esto habría que distinguir caso por caso como todos sabemos. Desde luego no puede o debe ser aceptado un empleado que no tenga una formación en este sentido o por lo menos aptitud inmediata para ello.-
3.- Con lo apuntado por Palmira sobre la «Fundación Cultural del Notariado» donde tantos jóvenes como » maduros» Notarios ,amantes de la profesión ,al servicio de la SJP y como decía el inolvidable y Grande del Notariado ,triste y recientemente fallecido don Enrique Gomá Salcedo( y no lo digo porque el autor del post sea Ignacio aunque también) de la «libertad civil» del ciudadano en su vida privada.-No olvidamos que el verdadero Notariado moderno es creación de la Revolución Francesa y de sus ideas de la propiedad como derecho del hombre ,cosa que nadie podrá discutir aunque sí su abuso y utilización explotadora.- Cualquier Notario que haya alcanzado o disfrutado de la condición de «consejero legal» sabe de lo que digo.-
10 abril, 2016 - 13:56
Totalmente de acuerdo con el post de Ignacio Gomá. Muchas gracias por ponder de manifiesto y solicitar algo que creo que todos pensamos y
10 abril, 2016 - 14:04
Perdón, le di a enviar antes de tiempo.. decía que creo que es indispensable la disponibilidad de cursos y pautas clarificadoras en cuanto a temas del día a día..nosotros que debemos hacer valer la claridad frente a todos, ni siquiera la tenemos a veces. Por ello, una formación común nos ayudaría.. al menos yo, me apuntaría a todos!
Saludos!